Mucho he aprendido de mis errores

Sonará cliché, pero la vida sí se trata de caer y volver a levantarse. Estar de pie todo el tiempo desde que se nace hasta que se muere, es irreal y, si fuera real, es demasiado cansino. Nos toca, sin duda, caer por una simple razón: no somos perfectos. Con eso les digo que no lo sabemos todo, que no lo controlamos todo, y que no tenemos el sartén agarrado por el mango tantas veces como decimos que lo tenemos.

Ahora bien, conviene caerse por muchas razones, pero dos que saltan a la vista de inmediato. Caerte permite reconocer tu humanidad. Y en la caída es que está el aprendizaje. La vida en el tope de la ola, mirando todo desde arriba, no te deja ver lo que se mira desde abajo. Tampoco te permite conectar con la realidad de la mayoría de la gente que vive consciente de las necesidades, las realidades, las complejidades y los retos que el diario vivir trae consigo. Además, en la caída está implícito el permiso para cometer errores. Muchas veces vivimos bajo la sombra de una severidad injustificada que nos exige ser perfectos cuando no lo somos. La caída, por más pequeña que sea, te enseña que está bien cometer errores porque eso te abre la puerta a nuevos aprendizajes.

Tómate un minuto ahora mismo. Detén lo que estás haciendo y piensa en una cosa, una sola, que aprendiste de un error. ¿Aprendiste a no confiar ciegamente en todo el mundo? ¿Aprendiste a estar pendiente de la carretera cuando manejas? ¿Aprendiste que la lectura antes del examen había que hacerla? ¿Aprendiste que no se abre el corazón tan rápidamente? ¿Aprendiste que la mentira te puede resultar inconveniente? ¿Aprendiste que debiste pensarlo mejor antes de comprarlo?

Bueno, pues aprovecha este minuto de pausa y aprende que también el sol sale todos los días, a pesar de los errores. Aprende a tomar el primer aliento después del error y mirar hacia adelante con tus nuevas oportunidades. Que el error no te defina ni te detenga; que permanezca donde está: en el pasado. Aprende también que el viaje definitivamente es más importante que el destino. Eso lo aprendí hace poco. Quise vivir la vida tan a prisa entendiendo que había metas que alcanzar, que, en ocasiones, me perdí de unas vistas excepcionales y aprendizajes adicionales solo porque estaba mirando la meta y nada más. La meta es importante, pero te voy a decir una única verdad: nunca vas a llegar a la meta si no atraviesas el camino. La esencia está en el viaje. La meta es solo el producto de todo lo que invertiste para llegar a ella. ¿Ves, entonces, por qué la pausa para mirar el camino y oler las rosas es tan importante? Aprende eso hoy.

Cometiendo errores desarrollé el instinto y el valor en el corazón y en la boca del estómago para distanciarme de aquello que no me da la vibra que busco. Eso lo hago por mí, para mí y porque aprendí mucho de mis errores. Por eso, te comparto que:

1. Los errores son parte de la vida. Los cometes y punto. No dejes que los errores te definan ni reduzcan tu autoestima. Si empezamos a mirar el error con aprecio y cariño, tendrá un efecto en nosotros similar al éxito. ¡Celebro por aprender del error!

2. Debes mirar los errores desde afuera, con objetividad. Míralos por lo que son. Son una herramienta para desarrollarnos y crecer. No son el final del mundo ni deben verse así.

3. Si tienes que escoger entre equivocarte muchas veces o ser perfecto, escoge la primera. Eso te garantiza que vives, que respiras y que eres.

4. Valora la oportunidad que te da la vida para rectificar tus errores. Eso demuestra que piensas críticamente, que has desarrollado juicio racional y que puedes usar tu cabeza para buscar alternativas que atiendan tus problemas.

5. No te estanques en el error. Hay veces que debes transar contigo mismo y fluir. ¡Fluye! Deja el error en el pasado y respira un nuevo aire de cara a algo nuevo y distinto.

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I have learned a lot from my mistakes

It may sound cliche, but life is definitely about falling and standing up again. Standing up throughout your entire life until you die is unreal, and, if it were real, is just too tiresome. We must fall for a simple reason: we are not perfect. With this, I mean that we don't know it all, we don't control everything, and we don't have the upper hand as much as we say we do.

Now, it's important to fall for many reasons, but two come to mind immediately. Falling lets you validate your humanity. And, in the process of falling is where learning occurs. Living on top of the wave, looking at everything from up high, won't let you see how things are elsewhere. It does not let you connect with the reality, the needs, the complexities, and the challenges that life brings with itself. Most importantly, as you fall, you give yourself permission to make mistakes. We live under the shadow of an unjustified severity that demands that we be perfect when we truly are not. The fall, no matter how small it is, teaches you that it is okay to make mistakes, because that opens the doors to new learnings.

Take a break now. Stop what you are doing and think in one, just one thing that you learned from a mistake. Did you learn not to blindly trust in everyone? Did you learn to always look at the road when driving? Did you learn that reading before the test was necessary? Did yo learn not to open your heart so quickly? Did you learn that lies can be inconvenient? Did you learn that yo should've thought it better before buying something?

Well, now take this break to also learn that the sun rises every day, in spite of our mistakes. Learn to take the first breath after your mistake and to look forward to your new opportunities. Don't let the mistake define you or stop you. Let it stay where it belongs: in the past. Also learn that the journey is definitely more important than the destination. This, I learned not so long ago. I wanted to live life in such a hurry, thinking that there were goals to achieve, that I missed on some exceptional views and additional learnings because I was looking at the goal and nothing else. The goal is important, but I'm going to share an important truth with you: you will never make it to your goal if you don't cross the road or walk the way. The essence is in the journey. The goal is just the result of all that you invested to get there. You see, now, why pausing along the way to smell the roses is so important? Learn that today.

Making mistakes, I developed the instinct, the courage in the heart and in my stomach to walk away from everything that doesn't resonate with me. I do that for me and because I learned a lot from my mistakes. Because of this, I tell you that:

1. Mistakes are part of your life. You make mistakes, and that's it! Don't let mistakes define you or hurt your self-esteem. If you start looking at your mistakes with appreciation and love, they will have an effect similar to successes. I now celebrate learning from mistakes!

2. You should look at mistakes from a distance, with objectivity. Look at them for what they are. They are tools that help us develop and grow. They are not the end of the world and we shouldn't take them for that.

3. If you must choose between being mistaken many times or being perfect, choose the former. It will confirm you that you live, that you breathe, and that you are.

4. Value the opportunities that life gives you to mend a mistake. This helps you think critically. It shows that you have developed sound judgement and that you can use your head to look for alternatives to solve your problems.

5. Don't get stuck on the mistake. Sometimes you must make a deal with yourself and go with the flow. Leave the mistake in the past, breathe new air, and face what's new and different.

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